Kant basó su idealismo trascendental en
el argumento según el cual el conocimiento se apoya en sensaciones
referidas a un mundo compuesto de fenómenos (que denomina cosas en sí.),
pero de cuya realidad nada sabemos ni podremos saber. Sin embargo, si
bien la mente, la razón, no puede imponer una estructura a la realidad
como tal, puede hacerlo sobre las apariencias ya que ella (la razón)
posee ciertas categorías a priori (como
sustancia y causa) que son independientes de toda experiencia
sensorial. De acuerdo con estas afirmaciones, Kant insistía que su
posición no arrojaba ninguna duda sobre la ciencia y que, por el
contrario, era la única fórmula para salvarla del escepticismo.
La ciencia dice la verdad, afirma, pero sólo la verdad sobre las apariencias.
En
posición crítica frente a las ideas de Kant .dentro de ella, el rechazo
a las cosas en sí, incognoscibles se levanta la gran figura de Hegel
(l770 - l831). Al rechazarlas, el filósofo deja solamente la mente y los
objetos de la experiencia como existentes y afirma que el conocimiento
de la realidad es posible, pero esa realidad es espiritual, en última
instancia. El espíritu puede darse cuenta de sí mismo sólo al entrar en
relación con un elemento objetivo. Es decir, los objetos implican un
sujeto, pero el sujeto también implica un objeto aun cuando el sujeto es
considerado anterior a aquél. En definitiva, la materia es una
manifestación del espíritu.
A comienzos de nuestro siglo, el idealismo está representado por Edmundo Husserl (l859 - 1938) en la forma de la fenomenología. Una
síntesis de este forma de idealismo será presentada en una próxima
sección, debido a la importancia que tiene para algunos paradigmas
interpretativos.
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